Es una linda fabula, pero no es cierta.
Esta idea provino de las pinturas y esculturas donde se representa a los querubines en forma de niños con alas.
Esto se debe porque los artistas del Renacimiento se inspiraron en la iconografía del dios greco-romano Eros/Cupido para representar a los querubines ya que la descripción que hace la Biblia es más bien tenebrosa. (ver querubines)
Si bien la relación entre los humanos y los ángeles es muy cercana (ver relación hombre-ángel), cada uno pertenece a un reino distinto de la Creación. El niño siendo humano, va a volver a reencarnar como un humano.
Al respecto William Judge dice:
« No pienso que los infantes –y esos son meramente bebés- tengan algún Devachan*, sino que prosiguen de inmediato a otro nacimiento humano, tan pronto como muere el cuerpo del bebé. Ellos no han acumulado fuerza para Devachan*; solo tienen en ellos el impulso para nacer, y este, habiendo sido frustrado por la muerte, continúa la búsqueda inmediata de otro cuerpo hasta que encuentra un cuerpo con suficiente vitalidad que le permita al alma proseguir con su peregrinaje entre los hombres. »
(Ecos del Oriente II, p342)
* es el estado entre dos reencarnaciones a donde van las almas no malas. Equivale al paraíso cristiano. Lo explico más en detalle en ¿cómo es la vida en el más allá?
Para aquellos que tuvieron tal experiencia si les sirve de consuelo el niño no sufre al partir ya que todavía no se había encarnado plenamente en su cuerpo. Se requiere siete años para que el alma se integre completamente en los cuerpos inferiores. Y debido a los lazos karmicos que suele haber entre miembros de una familia, probablemente se volverán a encontrar.
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