Es una recopilación de las extraordinarias conversaciones que tuvieron cuatro amigos húngaros con 'Seres de Luz', al final de la Segunda Guerra Mundial.
Eran personas muy
normales: Hanna la transmisora, Joseph su marido, Lili y Gitta amigas.
Gitta Mallasz era ex-campeona de natación y católica, los otros judíos,
pero ninguno practicaba su religión, ni pertenecían a algún grupo esotérico o espiritual que predispusiera a ese acontecimiento.
Confrontados a la locura de la guerra, buscaban un sentido a sus existencias y una tarde deciden poner por escrito lo
que les impedía encontrarla. Días después, Gitta le lee a Hanna lo que
escribió. Esta lo encuentra muy superficial y comienza a sentir crecer
una indignación en su interior que ya no es suya. Tiene justo el tiempo
de advertir “¡Atención! Ya no soy yo la que habla”. Entonces su tono de
voz aumenta en intensidad, se vuelve severo y le dice a Gitta:
- ¡Te vamos a quitar la costumbre de hacer preguntas inútiles! ¡Atención! ¡Pronto las cuentas te serán exigidas!
Y después de un largo silencio pregunta:
- ¿Me conoces?
Así comienza una de
las enseñanzas espirituales más interesantes que he leído. En total
fueron 88 comunicaciones, durante 17 meses (jun 1943 – nov 1944).
Algo muy particular de este acontecimiento es que:
- Los Ángeles se expresan con un lenguaje rítmico, simbólico, poético, a veces difícil de comprender y que no he visto en otras enseñanzas espirituales.
- Usualmente en las canalizaciones, el médium está en trance, pero aquí Hanna se mantenía completamente consciente, lucida y con los ojos abiertos, ella misma dice: “Durante toda la conversación, mi conciencia estaba acrecentada. Veía el cuarto, a ti [Gitta], y lo que te pasaba al interior con una precisión increíble. Al mismo tiempo, estaba plenamente consciente de nuestro visitante. … Veía las palabras formarse en mi con asombro y maravilla”.
Lo que más me
impresionó fue el efecto que este encuentro tuvo en ellos. Al final
Hanna, Joseph y Lili serán enviados a los campos de exterminación. Solo
Gitta vivirá depositaria de la enseñanza. Una sobreviviente de los
campos después le contara que Lili irradiaba tanto amor que muchos
reclusos aceptaron trabajar en el sector más duro (donde Lili se
encontraba) para estar cerca de ella, tanto su presencia consolaba y
daba fuerzas. También le contó que una vigilante se acercó a Hanna y le
preguntó:
- ¿Qué haces aquí, tienes los ojos azules, la nariz recta y los cabellos rubios? ¿Eres Aria?
Y Hanna respondió:
- No, soy judía.
Después de haber
transmitido la palabra del Ángel durante 17 meses, se había vuelto
incapaz de decir la menor mentira, aunque fuera para salvar su vida...
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